La vida es un continuo trabajo: te despiertas y cada nuevo día te trae lo mismo de siempre, igual pero distinto... esa diferencia que te aporta es lo que hace que tu vida sea maravillosamente diferente.

miércoles, 16 de abril de 2014

21 marzo 2014



Tenía 15 años cuando la secretaria interrumpió la clase para pedir a la profesora que yo bajase a recepción, que mis padres habían venido al colegio para decirme una cosa. Bajé las escaleras nerviosa, mucho, pero como si no tuviese prisa porque cuando tus padres van al colegio a decirte "algo" una nunca sabe si ese algo será bueno o malo, y por la racha que llevábamos algo me decía que no iba a ser muy bueno. Recuerdo a la directora del colegio y a la subdirectora allí con ellos, las dos mujeres de secretaría tambien celebraban ese algo que a mí no me habían comunicado todavía.
La cara de mi padre no era de entusiasmo o plenitud pero evocaba cierta alegría, le costaba creer supongo que fuese cierto lo que acababan de decirle los médicos una hora antes.
Mi madre se adelantó para abrazarme y medio riendo medio llorando me dijo "Manolo no tiene cáncer".
Se me cortó el aire. Inmediatamente se abrieron grifos de mis ojos y me puse a llorar y a llorar. No recuerdo bien qué les dije, solo recuerdo una emoción enorme, una alegría desbordante  y unas ganas tremendas de abrazar a todo el mundo - incluso a la directora-.
Sí recuerdo cómo meses antes una llamada telefónica de mi padre me hizo saber que tenía cáner de pulmón. Fueron meses difíciles de los cuales la mayoría de mis memorias se reducen a esfuerzo, esperanza y silencios.
Al final mi padre saltó el bache y mi madre y mis hermanos saltamos con él aunque no siempre al mismo tiempo.
Hablo de esto porque hoy siento algo que me ha removido de manera semejante a aquel día que mis padres vinieron juntos a interrumpir una clase de historia. Hoy he sentido que la vida es importante cada día, que las personas que más quiero me quieren sin porqués -simplemente me quieren sin medida-, y que no hay nada mejor que sentir que la vida tiembla a veces para encontrar el equilibrio en una sonrisa.
Aquel día de vuelta al aula me secaba las lágrimas con los puños del jersey, decidí ir al baño antes de volver a clase para lavarme la cara y vi a dos chicas de último curso fumando un cigarro a escondidas. Me preguntaron "qué te pasa" y con una carcajada les dije casi gritando "mi padre ya no tiene cancer". Nada más terminar la frase volví a llorar como si aquello fuese lo más triste que me pasó en la vida. A veces pasa que eres tan feliz que la energía no sabe cómo salir de ti y lloras y ríes a la vez.
Hoy como aquel día he llorado, porque hoy me siento más viva que ayer.

(((maca)))

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