La vida es un continuo trabajo: te despiertas y cada nuevo día te trae lo mismo de siempre, igual pero distinto... esa diferencia que te aporta es lo que hace que tu vida sea maravillosamente diferente.

domingo, 24 de noviembre de 2013

Un otoño que es invierno

Hoy he decidido guardar la ropa de verano, algo tarde lo sé, pero hasta ahora me he empeñado en que este sol no me trae frío, que todo sigue bien y que si quiero verte no tengo que cerrar los ojos, solo abrir la puerta y andar un par de metros.
Quizá sea que es domingo, y no sé porque mi mente suele unir la melancolía más a estos días que a los sábados, por ejemplo. Ya no me dedico a echar de menos a cada segundo, antes si lo hacía, antes era un poco más idiota; voy mejorando. El caso es que aunque menos idiota sigo sin haber logrado ser invencible, y claro, de cuando en cuando me pongo melancólica.
No sirve de nada echar la vista atrás y desear con todas las fuerzas poder volver a salir a la calle en tirantes y pantalón corto, competir con mis amigos a ver quien es el que está más moreno y resultar ser siempre la ganadora. Tampoco tiene sentido seguir guardando en el primer cajon de la mesilla los bikinis, por si acaso, pero siempre tengo ahí alguno, quién sabe por qué, quizá para iluminar un poco el gris de este invierno.
El frío, no lo soporto, no sé qué fui en otra vida pero creo que sirena. Quizá fui un pez que nunca pescaron, o un lagarto que a pesar de que le corten el rabo sigue andando en busca del sol, que es lo único que le mantiene vivo y le calma.
Tal vez fui una mota de polvo, que no pertenece a nadie y vuela libre, a su antojo, de un lugar a otro. Creo que fui un rayo de sol, que iluminaba las habitaciones de las casas más alegres y quizá sea por eso que siempre que veo un espacio con luz siento la necesidad de acercarme, y quedarme allí, tranquila, como si el hecho de estar allí fuese lo único necesario para sobrevivir en el mundo.
Amanezco con frio y viento, esperando que vuelvan a subir las temperaturas -ingenua lo sé, si el frío empieza ahora- y cada día al salir de la ducha me sorprende mi blanco cuerpo, y cuento mis lunares y creo que dejé varios en cada playa.
Hoy, que he cambiado faldas cortas por jerseis de lana y abrigos con pelo. Hoy, que te sigo echando de menos.


(((maca)))

No hay comentarios:

Publicar un comentario