La vida es un continuo trabajo: te despiertas y cada nuevo día te trae lo mismo de siempre, igual pero distinto... esa diferencia que te aporta es lo que hace que tu vida sea maravillosamente diferente.

martes, 11 de diciembre de 2012

Paracaídas

Llevo varios días queriendo escribir de ti, sobre ti, para ti. Nunca te valieron las cosas a medias, así que no podía escribirte cualquier cosa; tú eres el perfecto perfeccionista y creo que el momento es ahora. Es hoy, aquí y en este preciso momento porque así lo hemos querido, porque así se me ha dispuesto el tiempo y porque ayer tú, impaciente, soplabas mi cuello pidiendome un escrito nuevo.
Sí, lo sé, dicen que los fantasmas no existen, pero tú eres un ángel y sé que sigues aquí, de una u otra manera; de una forma distinta, que duele, que te extraña, pero todavía puedes soplarnos. Me soplas consejos sin que lo note a veces, que cruce o no la carretera, que vaya por este u otro camino, aunque a veces, quizá cuando más te necesito no estás, pero es lo que tiene ser un ángel: no soy la única que quiere tenerte a mi lado.
Te echo mucho de menos, muchísimo, pero la verdad es que casi ya no lloro, no es que me haya vuelto de piedra, es que no te gustaba verme llorar, y siempre que estaba contigo lo hacía, aunque fuese por la risa, siempre conseguías emocionarme. Te sigo queriendo, creo incluso que más que antes, me encantaría abrir un día la puerta de vuestra casa y verte sentado leyendo el periódico, criticando al mundo, sentado a la derecha del sofá granate. Me gustaría llegar y darte un beso en la frente, ver tu sonrisa y quitar la lupa y las gafas del sofá para poder sentarme a tu lado. Me gustaría escucharte reír a carcajadas mientras me cuentas cosas de tu vida, mientras te descubres ante mi como si fuese la primera vez que nos vemos.
Siempre te nombro, de charla con mis amigas, o con mamá, incluso te pongo de ejemplo en clase y hasta en un examen de teatro usé una de tus frases. Fuiste mi maestro abuelo, el mejor. No me cansaré de escuchar y decir tu nombre, de llevarte conmigo a todas partes para recordar todo lo que has sido y nos has enseñado; no quiero olvidar nunca nada, y a veces tengo miedo.
Ahora que ya estamos en Diciembre, el mes de la Navidad y el mismo en el que nos dejaste, hace más frío que nunca, y te recuerdo más si cabe. El frío me recuerda a ti, salir a la calle y tener esa sensación, cubrirme las manos con mis guantes y ponerme una bufanda, sentir helada la nariz. Cuando las calles se iluminan con las luces de Navidad y las farolas parecen que me saludan al verme pasar, cuando meto las manos en la chaqueta, cuando expiro y sale aire blanco y caliente, cuando oigo un villancico, cuando veo a un señor mayor, cuando paso por delante de una Iglesia o en un cruce el coche me deja pasar y doy las gracias me acuerdo de ti. Sonrío, siento un escalofrío, y un aire helado sopla en mi cuello, pienso que eres tú abuelo porque sino que alguien me explique de dónde sale un chorro de aire helado algunas noches en mi habitación, justo en dirección a mi cuello, justo a mi y de noche, justo en ese punto del cuarto.
Me encanta ponerme tu chaqueta, la llevo la mitad de los días de invierno, seguro, por decirte una cifra aproximada. Todavía huele un poco a ti y a tu armario, es increíble, me encanta. La verdad es que está algo vieja, a saber cuantos años tiene, sabes que no soy la persona más cuidadosa del mundo pero creeme si te digo que la usaré hasta mi muerte.
Todo lo demás ya te lo dije anoche, y lo que haya olvidado te lo contaré luego, mejor así, que quede entre abuelo y nieta.

(((maca)))

2 comentarios:

  1. Un abuelo y su nieta...una amistad ¡¡¡para tooooda la Vida!!!
    Me enorgullece ser tu madre por los sentimientos que transmites y me atrevo a pediros un favor:¿me hacéis un huequito entre vosotros dos?

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  2. Bravo, bravo, bravo Macarena! Te quiero

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