La vida es un continuo trabajo: te despiertas y cada nuevo día te trae lo mismo de siempre, igual pero distinto... esa diferencia que te aporta es lo que hace que tu vida sea maravillosamente diferente.

jueves, 3 de marzo de 2011

Pídeme


Piel manchada, oscura, pelo enmarañado y uñas sucias. Dientes grises, faltan varios y los que están son irregulares. Mira al cielo como queriendo pedir piedad pero ya no le quedan ni palabras con las que pedir limosna, con las que pedir auxilio o algo de misericordia.
Ya no queda gente como antes, nunca antes lo había vivido. Cuando era feliz o eso creía, cuando sonreía con dientes casi blancos y piel pálida y pura... entonces la gente era mejor, ahora solo miraban por encima del hombro y nunca se fijaban en sus ropas sucias, en su olor insano, en su mirada perdida en un cielo donde no ve nada.
Su vida, la que fue un día sentida y es ahora pasada ya no está ni ante los ojos de sus recuerdos, no le parece cierto lo que un día fue de ella y solo puede verse reflejada en su actualidad, en el escaparate de esa cafetería sucia como su alma ahora, en los charcos cuando llueve y pisan los demás ciudadanos hasta conseguir humedecer de ira su cara.
Mira al cielo y no ve a nadie como ella, no se siente humana ni animal, se siente una miseria, una desplomada basura que ya no vale nada y no recuerda ya cuando dejo de ser algo con valía para sí misma. Mira el suelo que es dónde se reconoce y cuenta las monedas que le quedan, guarda algunas y las más pequeñas las deja mostrar.
Se acurruca en su esquina, la que no le pertenece pero es lo más cercano para ella a un hogar.
Hace tiempo que no habla, ya piensa poco y solo come lo mínimo que le dan y bebe en la fuente del parque más cercano. Duerme de día y de noche, entre bocinazos, patadas y algún que otro cigarrillo apagado en su falda. Vive de noche y de día, pero no vive: sobrevive sin quererlo pero ahí está.
Hacía tiempo que su cerebro no se molestaba ni en vivir de recuerdos, de falsas esperanzas... hacía ya tiempo que ni pensaba pero hoy, sin saber porqué ha querido preguntar, gritando entre balbuceos al viento, si así vale la pena vivir o, como digo yo, sobrevivir.
Me mira, no me detengo. Fija su mirada en mí y siento que alguien en este mundo me desprecia más incluso que lo que se desprecia a sí misma: es tanto el odio, la falta de razón y el abandono absoluto que tiene encima que no es capaz de sentir ni envidia; ya solo le queda el odio y el rencor hacía esa gente que, como yo, anda por las calles sin la cara manchada, con todos los dientes en su sitio, y con ilusiones y planes en la vida.
Noto que ha querido matarme con la mirada, me alejo de allí sin prisa, perdono su odio y espero que encuentre pronto lo que quiso un buen día.
Todos nos merecemos una oportunidad, desconozco si ella la desaprovecho pero yo le regalaría otra si pudiese mandar en la vida.


(((maca)))

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