La vida es un continuo trabajo: te despiertas y cada nuevo día te trae lo mismo de siempre, igual pero distinto... esa diferencia que te aporta es lo que hace que tu vida sea maravillosamente diferente.

sábado, 15 de enero de 2011

Con los pies en la arena




Mañana vuelvo a Madrid. No pienso poner "que pena", "que horror" ni nada parecido, tampoco voy a hacer una fiesta. Simplemente lo asumo como una cosa más, como algo inevitable que algún día tenía que llegar. Si me quedase más tiempo en La Coruña me acabaría hartando, quizá no en unos días pero ese momento llegaría al fin y al cabo.
Es mejor así, es mejor una despedida, decir "hasta pronto" siendo conscientes de que volveré pronto.
Esta tarde me despedí del mar, antes de ir a la biblioteca fui andando por el paseo marítimo y la luz que había, el cielo, la sal, el sol y el horizonte me llamaron a que me sentase un momento. Volver a pisar la arena descalza, fue como volver a saborear cada día de verano, cada día de un otoño que ya pasó.
Estaban fríos los pasos pero no importaba. La arena de Riazor se pegaba en mis pies y todavía se han quedado en mi pierna algún granito de recuerdo; protestan porque no quieren que les olvide en la gran ciudad.
Había gente paseando y aquellos que se percataban de mi presencia sola en la arena me contemplaban asombrados, me seguían con ojos envidiosos porque con este día todos hubiesen querido estar en mi lugar; pero nadie bajo a acercarse.
Me siento en la arena y mis manos juegan con ella, escribo palabras que acabo borrando, cojo un puñado de arena en mis manos y lo dejo en la orilla, lo apoyo con suavidad, como si no quisiese hacerle daño.
Dejo un mensaje y el mar se lo acaba llevando. Mis palabras se mezclan con el salitre y mi sonrisa, a lo lejos, se despide hasta la próxima.
Sé que el mar me echaba de menos, lo sé porqué noté como se estremeció al verme de nuevo; noté que las suaves olas se movían más: me saludaban con dulzura y me despidieron con rabia. Le dije que iba a volver y lo hice, le dije que en cuestión de días volveré allí, me quedó pendiente tocar sus olas.

Mañana vuelvo a Madrid y vuelven las clases. Vuelven los días de encender la calefacción y volver a sentir ese pisito como mi otro hogar. Otra vez los días de cenas vagas, de comida quemada y de autobuses perdidos. Vuelvo allí donde aprendí a echar de menos, dónde odié y amé, dónde descubrí que el mar es necesario relativamente y que de todo se puede sacar positividad.

(((maca)))

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