La vida es un continuo trabajo: te despiertas y cada nuevo día te trae lo mismo de siempre, igual pero distinto... esa diferencia que te aporta es lo que hace que tu vida sea maravillosamente diferente.

sábado, 25 de diciembre de 2010

El consomé está de nota

Las calles llenas, llenitas de luces y gente que va rápido de un lado a otro, caminan por grupos; familias con los brazos llenos de regalos: desde sonrisas hasta trenes de colores.
Es Nochebuena y el cielo está ya negro, los que llegan tarde a sus casas apuran un poco más y llaman a sus seres queridos.
-¡Ya llego!Hay atasco ya sabes... en 5 minutos estoy ahí, ¡estoy deseando veros familia! ¿Cómo están los padres?
- Estan bien, algo cansados pero deseando estar todos reunidos. ¿te has acordado de los regalos?
-Sí, pero ssssssshh... voy con los niños.

Todas las ciudades están iluminadas, pronto es Navidad y los niños y adultos que hoy no han tenido que trabajar desean con fuerza que lleguen las 24:00. Unos cenan con sus hijos, otros incluyen abuelos, tíos y primos. Tambien hay quien va a cenar con amigos: no importa si la dicha es buena.
Ya están cortando los turrones, las fuentes rebosan de mazapán y los villancicos suenan alto en las bocas de los niños.
En un piso de Madrid, en Arturo Soria, viven los Martorell Lacave. Este año es realmente especial, más que ningún otro; será más emocionante que cualquiera.
Ayer, Nochebuena, cuando el abuelo decidió levantarse de la cama y sentarse en el cuarto de estar... ¿ocurriría eso en alguna otra familia? Supongo que sí, los abuelos son esa clase de gente que por muy cerca que esten de lo malo siempre buscan lo mejor, aunque sea para conseguir sacar una sonrisa a sus hijos y nietos.
Débil de cuerpo pero fuerte en realidad apareció en sillita de ruedas y todos le estabamos esperando, 18 personas esperando verle entrar, 18 personas sorprendidas con verle allí.
El abuelo, que últimamente solo duerme abre los ojos y sonríe a quien tiene delante, apareció arregladito en el cuarto de estar. Lo sentaron en su sillón y empezamos a cantar villancicos, los 36 ojos que le mirabamos estabamos emocionados y de 34 de ellos fue inevitable dejar caer lágrimas. Puede ser que nunca antes haya vivido tantas emocione sjuntas. Alrededor de el, cantando a ver a quién no le temblaba la voz y sonriendo para el. La abuela le daba fuerte la mano y los demás , entre nosotros, nos apretabamos fuerte para no dejar de cantar.
Puede parecer triste, lo fue; pero fue a su vez precioso y alegro. Fue tal mezcla de sensaciones que por mucho que lo intentase explicar quién no estuviese allí no podré intentar hacerselo vivir.
Cenamos todos juntos, los abuelos a un ladito en silencio y sonriendo de cuando en vez. La abuela mira hacia otro lado y llora, ninguno queremos que el abuelo nos vea llorar. Luego reímos, damos gracia spor poder celebrarlo así: no había mejor manera.
Ya cuando los abuelso se acostaron nos quedamos los demás cantando y hablando, apoyandonos en otros qu eparecían más fuertes y ayudandonos unos a otros. Y la Navidad es eso, familia. Familia que puede estar doloriada pero por eso necesita todavía más unirse.
Ya la voz no temblaba, ya no podía cantar mal, parecía que la música salía sola de mi garganta y hacía que todo sonase tan bien...

Feliz Navidad a todos. Escribo esto porque aunque sé que nunca nadie de los que allí estuvimos olvidaremos la noche de ayer, quiero que los que no hayan estado puedan intentar visualizarnos allí: entre villancicos, abrazos y tanta emoción condensada.



(((maca)))

1 comentario: