La vida es un continuo trabajo: te despiertas y cada nuevo día te trae lo mismo de siempre, igual pero distinto... esa diferencia que te aporta es lo que hace que tu vida sea maravillosamente diferente.

domingo, 24 de octubre de 2010

Domingo


No sé si podré dormir, esta mañana he subido la persiana demasiado rápido, demasiado fuerte; ya no puedo bajarla. Teniendo en cuenta que mi habitación es un rectángulo y que un lado entero es la ventana que se ha quedado sin persiana... lo veo complicado. El ruido de la calle, de la gente que pasa y de los coches, está encima de mi cabeza; la luz de la farola se cuela en mí rectángulo como si yo ahora necesitase su luz. No sé que voy a hacer para dormir más de dos horas seguidas, no sé qué voy a hacer mañana ni que será de mi vida… solo sé que no voy a dormir bien, empiezo mal el domingo.
El día de hoy ha estado bien, lo calificaría de genial incluso. La mañana me la pasé sola, escribiendo y leyendo… poco más. Me encantan esos momentos, estar sola y centrada haciendo algo, da igual: lo que sea; el caso es no tener que estar pendiente de si alguien entra o se va, de si tienes que levantarte de esa silla porque alguien quiere que te levantes o de si tienes que hablar porque alguien espera una respuesta. Es genial estar sola a veces, a mí al menos me gusta aunque luego reclame compañía.
Después de comer llamé a mi madre, quería proponerle quedar e ir a dar una vuelta con ella; me echó hacia atrás la idea de saber que mi madre está con mis abuelos porque la necesitan y pensé que era mejor no decirle nada. Yo la necesitaba esta tarde, quería robársela un rato a mi abuelo pero me callé y no le dije nada. Cuando colgué ya no sabía que hacer, ya había leído suficiente, ya había ordenado mi cuarto, había barrido e incluso había ido a tirar la basura. Soy calmada, a veces incluso dicen que soy pasota… no es cierto, es que no me conocen y si hoy me hubiesen visto no me habrían reconocido seguro. ¿Yo ordenando “mi” casa por voluntad propia? ¿Yo inquieta? Está claro: quería tener a mi madre solo para mí, cuestión de media hora… no pedía tanto.
Cogí el teléfono, volví a llamarla y se lo propuse: - “¿Te apetece hacer algo conmigo? Salir de allí un rato, no sé… tal vez no puedes… bueno no, tal vez no quieres. Podemos… no sé… ir al Retiro, tomar algo en alguna terraza; pasear por Sol, Gran Vía, Callao, la Plaza Mayor… no sé mamá lo que quieras, y si te apetece… solo quiero hablar.”
No tenía nada que contarle, quiero decir: no había nada que me agobiase o que tenía que ser dicho para quedarme serena; no, simplemente quería tener a mi madre conmigo, hablar de lo que se terciase y reírme un poco.
El día de hoy ha estado bien. He hablado, he escuchado a mi abuelo y a mi madre, he aprendido y me he apuntado algunos consejos. He llorado y he reído con mi abuelo, he reído con mi madre y hemos ido saltando por la calle. He cogido de la mano a mi abuelo y notaba como se me cortaba la respiración, como me costaba mantener el ritmo, y todo por unir varias emociones. He corrido por las calles con mi madre, le he hablado de mis clases y de mis planes. He querido darle las gracias a mi abuelo y al final me lo robaron.
Es así, en casa de mis abuelos a veces “hay que pedir hora”. Lo normal es llegar y que estén los dos con mi tía, mi madre está ahora con ellos pero… es algo temporal, circunstancial sobre todo; ella vive en La Coruña y está ahí con mis hermanos. A veces, está mi tío mis tías de Valladolid, mi primos de Cartagena con sus padres, mi primo David con sus mujer y sus dos hijos… puede ser también que haya venido mi otra tía de Valladolid, puede ser que haya traído a alguna amiga. A lo mejor este fin de semana conozco a algún amigo de mi abuelo… seguro que al final acabamos siendo más de diez allí. ¿Qué pasa al final? Que quiero estar con mi abuelo, a solas, como con mi madre. Es difícil pero siempre lo acabo consiguiendo. Solo hay que sentarse a su lado, mirarle y empezar a escuchar lo que dice. Poco a poco la gente empieza a irse del cuarto entonces noto como mi abuelo habla solo para mí, es entonces cuando me emociono y cuando quiero decirle gracias. Fue entonces cuando se me cortó la voz y la respiración, fue entonces cuando le di la mano y me reí con su ironía.
Mi abuelo siempre encuentra un momento para hablar, para conseguir que le escuche con los cinco sentidos, para ponerme la piel de gallina y calarme hondo.
Mi abuelo es genial, también lo es mi madre: tal vez eso vaya en la sangre, ¿será cuestión de genes?. Tal vez haya un poco de genialidad en mi sangre, puede ser que yo también sea capaz, algún día, de ser ejemplo de algo grande.
No conozco a nadie que no hable bien de sus abuelos, no conozco a nadie que no hable bien de su madre. Yo no voy a ser menos, estoy segura: se merecen un premio. Nada de oro, ni plata ni bronce… un gracias es siempre un buen regalo, el mejor de todos los premios. Eso es, gracias y un beso, pero las dos cosas tienen que ser con sentimiento; si no hay sentimiento nada vale.


NOTA: ¡CONCIERTO DE CARLOS CHAOUEN ESTE VIERNES 29 EN GALILEO! VOY A IR; ESTÁ CLARO... COMO SI TENGO QUE IR SOLA... PERO... ¿ALGUIEN SE ANIMA A UN DIRECTO INCREÍBLE DE CHAOUEN EN UNA SALA TAN GENIAL COMO GALILEO GALILEI? DECIDME, SI NO... SOLA. (Es lo que tiene ir a estos conciertos y no a los de Bisbal... que a esos seguro que cualquiera vendría conmigo :S Que le voy a ahcer, no todo el mundo tiene buen gusto... que le voy a hacer creo que me toca ir sola. )

OTRA NOTA: Vente - Chaouen

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